La Biblioteca Albert Pérez Baró está situada en la urbanización Montbau. Fue fundada en los años 80 por los propios vecinos como una biblioteca popular. Inicialmente ocupaba dos de los tres antiguos edificios escolares que se habían construido en la década de 1950 durante la primera fase de la finca. El paso del tiempo y los sucesivos programas de modernización y ampliación, que a menudo apenas se habían integrado en el conjunto, habían dejado el edificio en un estado de deterioro considerable.
El proyecto se basaba en la necesidad de ampliar y modernizar la biblioteca con dos enfoques a considerar.
1. Demoler el edificio existente y construir uno nuevo de acuerdo con el plan establecido y los nuevos requisitos.
2. Restaurar la biblioteca existente, ampliarla incorporando el tercer edificio existente, hasta entonces utilizado para otros fines, y construir un nuevo espacio para darle el tamaño deseado.
El presupuesto disponible era bastante modesto y desde el principio reconocimos que había un cierto valor histórico y sentimental en el lugar. A pesar de sus dudosas reivindicaciones patrimoniales, es uno de los pocos edificios de equipamientos públicos en pie que formaba parte del plan original elaborado por Giráldez, López-Iñigo y Subías. El activismo local también le dio un fuerte valor simbólico. Después de analizar los pros y los contras de las dos opciones que elegimos para la renovación.
El proyecto se refiere a la renovación de la biblioteca y su ampliación al tamaño requerido. La ampliación se realizó mediante la incorporación del tercer edificio y la construcción de un nuevo espacio en el patio entre los edificios 2 y 3.
La operación optó por rehabilitar la estructura y recuperar el aspecto original del edificio liberándolo de las adiciones acumuladas a lo largo de los años. La retirada de los tabiques del interior permitió una reinterpretación de los espacios formados por la estructura existente que muestra ahora, por primera vez, su verdadera transparencia.
Para la nueva zona se ha elegido una estructura metálica que sigue la geometría de los marcos paralelos del original. Este nuevo cuerpo se derrama hacia el exterior a través de dos grandes ventanales en cada extremo que contrastan con la opacidad de las paredes laterales de los edificios existentes.
También se actualizó sobre aspectos energéticos. El exterior (techo, paredes y ventanas) se ha renovado completamente para aumentar sustancialmente el aislamiento del edificio. Todas las instalaciones fueron sustituidas para cumplir con los criterios de eficiencia y ahorro energético. La nueva maquinaria se ha colocado en el techo de la extensión para que sea lo menos visible posible.
A nivel funcional se trasladó el punto principal de acceso y se llevó a cabo una redistribución total de las diferentes áreas. El edificio debía funcionar a través de un esquema en forma de espina dorsal con un pasillo central que conecta los diferentes espacios entre sí y la columna vertebral se dibuja a partir de las diferentes instalaciones.
En el interior, inspirado en el uso original del edificio, el uso del color y de los materiales ha buscado el retorno a una cierta atmósfera típica de las escuelas nórdicas. Se eligieron tabiques ligeros de acero y vidrio para permitir la continuidad visual entre los espacios y los diferentes edificios.
La intervención sobre el paisaje, el pavimento del patio y su valla perimetral proporciona transparencia y favorece la utilización de estos espacios para la lectura y las actividades al aire libre.
El proyecto representa la oportunidad de una tercera vida para esta arquitectura que, ya convertida una vez, pone de relieve sus puntos fuertes. El redescubrimiento de los espacios interiores generados por la clara y potente geometría de la estructura existente crea una experiencia espacial completamente nueva.
Fuente: archdaily