A través de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU) y la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA), Medellín había lanzado una convocatoria internacional para diseñar un espacio de memoria y reflexión sobre el periodo entre 1983 y 1994: uno de los años más violentos en la ciudad colombiana. El jurado del concurso le otorgó el primer premio a los arquitectos de Taller Alterno, Pequeña Escala Arquitectura y Luis Felipe Zapata Flórez.
Sobre la superficie que por años sirvió de base para soportar un ícono de dolor y desesperanza, 4 quiebres geométricos se desdibujan con fuerza de la trama urbana e irrumpen en ella a modo de Inflexión.
La historia de nuestra ciudad ha tenido como punto de Inflexión la violencia, como respuesta a este suceso la propuesta arquitectónica busca por medio de un hito en la superficie generar, desde la globalidad del parque, 3 grandes momentos:
Momento 1: La Esencia
Apelamos al momento histórico de una sociedad en etapa de transición y crecimiento como ciudad, marcada por el costumbrismo, ensimismada en sus propias verdades pero en la que se enaltecen los valores sociales como fundamento de las relaciones humanas y el respeto por la vida. En este sentido se plantea El camino de los héroes, un lugar de recibimiento y descenso por medio de un eje central donde a la luz de los mensajes de los héroes que se enfrentaron al horror del narcotráfico, guían el recorrido de los visitantes en apología a la justicia, sensatez y honestidad.
Momento 2: Inflexión
Es el hito central de la propuesta arquitectónica, este quiebre de la superficie constituye un antes y después de nuestra historia de ciudad, es el lugar de homenaje a las más de 46.612 víctimas de la violencia de narcoterrorismo. Las víctimas son en sí mismas el momento de inflexión, un muro lineal recompone la superficie por medio de 46.612 elementos (cada elemento en tributo a una víctima), sólo la visibilización y agrupación de ellas en este espacio nos permitirá dimensionar el tamaño del dolor y la magnitud accionaria del terror ocasionado por los victimarios, para contraponernos como sociedad desde la reflexión y la paz con un NUNCA MÁS.
Planteamos un memorial que se ajuste a las temporalidades y dinámicas de la ciudad, permitiendo una constante interacción y apropiación de la ciudadanía en la que los elementos constituyentes del muro sirvan como soporte a la expresión ciudadana, invitando a depositar en ellos distintos elementos que actúen como tributo; será así como un tamiz de flores, un tamiz de velas, un tamiz de mensajes, un tamiz de elementos permitirá que la ciudadanía nunca olvide sus muertos y convertirá este espacio en un hito de reflexión y celebración de la vida, posicionando en el mismo nivel a las víctimas que partieron y a las que se quedaron, reconociendo que como ciudadanos también somos y seguimos siendo víctimas de este flagelo. Detenido frente a esta inflexión todo visitante se podrá posicionar desde un estado de reflexión y libertad, la oportunidad de reconocer, rememorar y no olvidar la nocividad de la violencia e intolerancia.
Momento 3: Resiliencia
Es un espacio para celebrar la vida, es un homenaje a la resistencia, a la capacidad como sociedad de mirar hacia otro rumbo, el resurgir del dolor para construir nuevas rutas y perspectivas, en este espacio de abundante vegetación y exuberante diversidad nos encontramos nuevamente como sociedad para reflexionar hacia dónde vamos y qué retos tenemos. A modo de bosque urbano las personas se encontraran nuevamente con la esencia del ser, un ámbito natural que se antepone sobre toda experiencia humana.
Los escombros de lo que en otrora constituyó un símbolo de tragedia, se transforman en muros de gaviones que recomponen los bordes del parque para actuar como contenedores de un nuevo espacio ciudadano
En este sentido, el parque desde su vocación cívica y cultural, deconstruye los símbolos del narcotráfico dando pie al encuentro ciudadano como espacio crítico y de introspección, de esparcimiento y expresión de libertad, enmarcándose en una escala barrial de trascendencia regional. Este espacio urbano tiene como epicentro la reflexión por encima de la tristeza, para revindicar la esperanza, dignificar la vida por encima de cualquier rastro de violencia y exaltar la celebración del espíritu humano abriendo espacios para el encuentro con la cultura y construcción de tejido social.
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Fuente: Plataforma Arquitectura