La idea más fuerte de Fluctuart era permitir que el agua del Sena entrara en el corazón del edificio, para ello literalmente abrimos un agujero en la cáscara. Es una paradoja que responde a la del programa: crear un recinto cerrado para exponer obras de arte que pertenecen a la calle: el street-art y el arte del graffiti. Introducir el agua en el edificio también consiste en llevar a un clímax el trabajo de borrar los límites que está en la base de todo el trabajo arquitectónico del proyecto.
Esta línea de agua, con el patio y las escaleras que lo dominan, permite generar un espacio lo suficientemente fuerte como para articular los 3 niveles del edificio, todos ellos muy diferentes: la cueva es un túnel que ofrece perspectivas en el río, el primer piso con sus grandes marcos de vidrio es transversal a las dos orillas del río y la terraza completamente despejada, ofrece una vista de 360° del sitio.
El trabajo de las fachadas se inspira en las referencias de las estructuras portuarias: un flotador de acero puro que transporta los contenedores como módulos, a un ritmo simple y repetitivo. El conjunto es modular, articulado y transparente. Esta modularidad se transforma en un marco que organiza toda la distribución interior, ya sea para la implementación de materiales e iluminación, pero también para el diseño de todos los muebles y soportes de las obras de arte. Estos juegos de luz y marco puestos en perspectiva ofrecen una sensación de infinito.
Fuente: archdaily
Imágenes de Sergio Grazia