El programa conjuga las necesidades de cuatro facultades distintas (odontología, fisioterapia, psicología y nutrición) en un único local de 2.780 m2 repartidos en dos plantas, en la calle Almansa, en el barrio de Tetuán de Madrid. Mientras en la planta primera se sitúan las aulas más convencionales, así como los vestuarios para los alumnos, en la planta baja el protagonista del espacio son los boxes curvados de odontología. Diseñada para que un docente pueda tutorizar simultánemente los tratamientos de cuatro pacientes, agrupando las cabinas en «racimos» de cuatro en cuatro, permitiendo la comunicación entre alumnos y docentes, pero sin visión entre pacientes.

El profesor es capaz de supervisar a sus alumnos poniendo en práctica sus conocimientos con pacientes por medio de estas formas curvas, creando una metáfora orgánica de 45 cabinas. Estas cabinas de odontología, están desarrolladas por petos de 1,20m de ladrillo y recubiertos por resina epoxi formando una escocia con el suelo y haciendo que el conjunto sea una articulación espacial única. Unas planchas de policarbonato celular ondulado de 1,80m de alto se atornillan a los petos velando por la privacidad de las cabinas, sin cerrar el espacio. Las bancadas recubiertas en corian blanco son otra capa técnica alojada en la propia forma de los petos. La iluminación sobre las bancadas y la iluminación de cada sillón odontológico crea un orden funcional dentro del orden primario.

En contraste con las formas orgánicas de odontología, los gabinetes de fisioterapia, nutrición y psicología toman una forma poligonal, sustituyendo el formato de petos curvados recubiertos de resina y mamparas de policarbonato, por perfiles de acero y el policarbonato atornillado. El gran espacio sirve de metáfora para el quehacer universitario, donde la comunicación transversal y el aprendizaje real se traduce en un ambiente de transparencia e intercambio. Esta necesidad suponía un reto acústico. Se han empleado paneles de viruta de madera para mejorar la absorción acústica así como paneles fonoabsorbentes de colores en la sala de espera y las cabinas de fisioterapia.

Se juega con la disposición de dichos paneles de viruta para enfatizar los recorridos y usos de la clínica. En las cabinas de odontología se colocan en posición horizontal, para evitar que se vea desde abajo las instalaciones en el techo y en los pasillos en posición vertical, buscando más dinamismo y ayudando a leer el espacio y sus recorridos.

Los colores contrastantes de los paneles fonoabsorbentes ayudan en esa lectura funcional y espacial. Los conceptos funcionales articulados en la planta y la distribución del programa se traducen también en el trazado de las instalaciones y su visibilidad, como si fueran sendos elementos anatómicos. El colorido y la señalética buscan la comunicación del espacio y su compleja trama, tanto para el usuario habitual (alumnos y docentes) como el ocasional (pacientes y acompañantes). En todo momento se huye de la estética típica de una clínica, creando un ambiente cálido y juvenil, gracias a los tonos, formas y señalética escogida, todo ello con un presupuesto muy reducido.

Fuente: Plataforma Arquitectura

Imágenes: Amores Pictures y Antonio Romeo Donlo para Plataforma Arquitectura